ERC se queja a Sánchez de que Robles está reformando el cuartel de Barcelona que reclama el separatismo
Al separatismo catalán no le hace ninguna gracia que el Ejército español continúe en Cataluña. Una de sus demandas más recurrentes ante el Gobierno de Pedro Sánchez es el cierre y la cesión de los terrenos de aquellos cuarteles que aún quedan en su territorio. Y su principal ambición es el cuartel del Bruc, emblemática base situada en el distrito de Les Corts de Barcelona. Unas instalaciones que han recibido múltiples mejoras y reformas en los últimos meses que no han pasado bajo el radar de ERC. Los socios de Pedro Sánchez ya se han quejado por ello.
En los últimos meses, el acuartelamiento barcelonés del Bruc ha experimentado un lavado de cara. Una serie de mejoras llevadas a cabo por el Ejército de Tierra para reparar las instalaciones y renovarlas. Las mismas que alojaron agentes de Policía Nacional por el 1-O.
En concreto, se han desarrollado actuaciones en el ámbito de los sistemas de recogidas de residuos, la adecuación de ventanas más eficientes energéticamente, se ha reparado el techo de un patio andaluz que hay en el interior del cuartel, adquirido nuevos electrodomésticos y sustituido varias calderas. Un goteo de obras y mejoras que ha llamado la atención del separatismo, que vigila con lupa cada movimiento que se produce en las instalaciones militares que quedan en Cataluña.
El motivo es simple: el separatismo lleva años reclamando al Gobierno de Pedro Sánchez que el Ejército abandone sus instalaciones en Cataluña y ceda ese suelo, como terreno público, a los ayuntamientos correspondientes. En el caso del Bruc, al de Barcelona de Ada Colau.
El plan de ERC para hacerse con esos terrenos, de alrededor de 50.000 metros cuadrados, tomó fuerza con la entrega del cuartel de Loyola (San Sebastián) al Gobierno del PNV. Para esa cesión de las instalaciones, el Gobierno de Sánchez esgrimió que estaban prácticamente en desuso, pese a que albergaban unidades militares y allí vivían aún muchos militares con sus familias. Pero además, argumentaron que el estado de las instalaciones era deplorable. Fruto de años de dejadez y desinterés por parte del Gobierno central.
Esa, explican fuentes militares que conocen al detalle estas recientes quejas, era básicamente la aspiración que planteaba ERC y sus aliados separatistas: dejar languidecer las instalaciones para acabar abandonadas, tal y como le ocurrió a Loyola. Pero el plan del Ejército no pasa por abandonar Cataluña. Ni mucho menos, como demuestran esas mejoras introducidas en el Bruc.
La queja planteada por ERC a Moncloa, que ya conoce Defensa, va precisamente orientada a conocer el motivo por el que se han intensificado las obras de mejora del Bruc. Y, sobre todo, si van a continuar. Queda claro que desde el socio parlamentario del Gobierno, clave para la aprobación de sus Presupuestos Generales del Estado, se entiende que al Ejército aún le queda cuerda para rato en el Bruc. Uno de los puntos donde se celebran, especialmente en los últimos años y desde el desafío soberanista, masivas juras de bandera. La última, el pasado 14 de mayo, acudieron 600 civiles a ofrecer su juramento de lealtad a España.